Featured Post

Thursday, July 28, 2016

Genero y sexualidad en el XV Congreso de Sociología


El tema sobre el género y su significado será ampliamente discutido en el XV Congreso Nacional de Sociología que se realizará en la Universidad de Panamá del 24 al 26 de agosto de este año. La profesora de Sociología, Xiomara Rodríguez, de la ‘casa de Méndez Pereira’ ha reunido a 8 especialistas para analizar la importancia del concepto de género y su utilidad para desarrollar políticas públicas.
En el marco de los debates en torno a iniciativas legislativas para aplicar programas de educación sexual es muy importante estar bien informados. Tanto quienes defienden los derechos de la mujer, como aquellos que se aferran a ideas tradicionales. Todos estámos en la obligación de estudiar a fondo el problema.
La profesora Rodríguez coordina la mesa de trabajo sobre “Género e investigación social”. El grupo abordará temas  como ‘Desigualdad, género y mujeres empobrecidas’ de la socióloga Juana Camargo. Igualmente, la profesora  de Historia, Yolanda Marco, disertará sobre “Estudiantes mujeres en la Universidad de Panamá”. Incluso, hay una ponencia sobre “La perspectiva de género en el cine” de Adriana Jované R.
Según Juana Camargo, “el interés principal de su ponencia es comprender la realidad de las mujeres en condición de pobreza principalmente, a partir de algunas preguntas muy abarcadoras. ¿Cuál es el estado de la desigualdad en Panamá? ¿Qué condiciones ha generado? ¿Cómo se manifiesta la desigualdad en un contexto de desigualdad de género? Este abordaje obviamente tiene dos ámbitos, uno teórico-metodológico sobre la desigualdad de género y las condiciones que reproducen la pobreza y, por otra parte, qué políticas son necesarias en un proyecto de país que las aborde”.
Según Adriana Jované, “en el cine, se han establecido patrones sociales de control de las imágenes y de decodificación de las mismas, así como modos de interpretar la realidad. Debido a esta concepción, surgen algunas interrogantes: ¿Cambia la mirada de  la imagen de la mujer en la producción cinematográfica realizada por hombres y por mujeres? En 2001, de 20.000 cineastas sólo 600 eran mujeres. Es decir, el 3% del total”.
Los investigadores Ana Patiño y Marcelo Araúz plantean que “en Panamá aún no existe una política clara que reconozca el aporte económico de las mujeres, en la esfera doméstica, al desarrollo económico”. Esto era cierto, según las ponentes, hasta que se realizó la ‘encuesta de uso del tiempo’ (EUT). Los resultados del comportamiento estructural por sexo evidencian que en el trabajo remunerado los hombres emplean el 60.1% del tiempo, mientras que las mujeres el 39.9%”.  En el trabajo no remunerado, la relación se invierte y los hombres participan con un 19.8% y las mujeres un 80.2%. En el aseo de la vivienda los hombres sólo invierten el 28.3% de su tiempo. En cambio, las mujeres el 71.7% “A partir de estos resultados, se formulan políticas públicas que contribuirán a lograr el bienestar”.
El Congreso recibirá ponencias de sociólogos de todo el país. A su vez, participarán científicos sociales de otras ramas del conocimiento. En las mesas sobre Género ya se inscribieron 8 ponencias. Además de las investigadores mencionadas, contribuirán Bolívar Franco (del Centro Regional de Las Tablas de la Universidad de Panamá), Rebeca Yanis, Alberto Agrazal (estudiante de Sociología) y la coordinadora Xiomara Rodríguez.
Esta última presentará una ponencia sobre “Maternidad y desesperanza: Las mujeres ngäbe-büglé”. Según Xiomara Rodríguez la mujer ngobe tiene la tasa de fecundidad más alta del país. Sin embargo, la “desnutrición representa la mayor causa de muerte en embarazadas. Un total de 34.5 mujeres fallecen por cada 1000 niños nacidos.  Rebeca Yanis explora el mundo de las mujeres que han migrado a Panamá desde Nicaragua y se encuentran laborando en el sector doméstico. Bolívar Franco se adentra en los problemas asociados con la planificación familiar. Alberto Agrazal aborda el papel que ha jugado la mujer panameña en el mundo del arte.
En otra mesa se presentarán varias ponencias sobre la sexualidad. Este es un tema conflictivo en el ámbito de la opinión pública y poco entendido en el medio panameño. Se examinará la vida sexual de los adolescentes, la construcción social de la sexualidad y el abuso sexual de los adolescentes en las redes sociales. Coordina la mesa el sociólogo Vicente Martínez (profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Panamá). Lo acompañan los ponentes Virgilio Bazán, Rubiela Sánchez y la estudiante Iris Reyes. La inauguración del Congreso está programada para el miércoles, 24 de agosto.

28 de julio de 2016.

Thursday, July 21, 2016

La revista TAREAS enfoca la crisis

Panamá fue sacudida en abril de 2016 por la revelación de 11.5 millones documentos de la firma forense local Mossack Fonseca. La divulgación de los ‘papeles’
sacó a la luz pública numerosas sociedades anónimas que existían con el propósito de esconder dineros mal habidos de importantes personajes del mundo entero. La legislación panameña creó la figura de la sociedad anónima en 1927 para servirle a capitalistas, rentistas y gobernantes, tanto de EEUU como de Gran Bretaña. La legislación era copia de la existente en el estado de Delaware (en EEUU) y algunas jurisdicciones “off-shore’ de Gran Bretaña. El des-cubrimiento de los documentos fue financiado por un grupo de fundaciones de EEUU y Europa, con apoyo de la USAID, agencia gubernamental norteamericana. El grupo de ‘Think-Tanks’ creó un Consorcio mediático en Washington con una red de 150 periódicos en todo el mundo. La revelación de las sociedades anónimas creadas por abogados panameños en los paraísos fiscales de EEUU y jurisdicciones británicas, forma parte de una campaña norteamericana de atraer a su sistema bancario las fortunas más grandes del mundo. Según fuentes del mundo financiero, se están buscando sumas de dinero escondidas que fluctúan entre 3 y 25 millones de millones de dólares. Para tener una idea del monto involucrado, el producto interno bruto de EEUU fue de 18 millones de millones de dólares en 2015. Ese mismo año, el PIB mundial estaba cerca de 80 millones de millones. (El PIB de Panamá superó los 50 mil millones de dólares en 2015).
El diario La Prensa de la capital panameña, miembro de la red del consorcio, no ha dado a conocer los nombres de los panameños ni de sus bienes en las sociedades anónimas creadas fuera de Panamá, especialmente en Europa y EEUU. En las listas dadas a conocer sólo aparecen 100 norteamericanos, cuyas fortunas son relativamente pequeñas.
En el número 153 de TAREAS, el economista colombiano Salomón Kalmanovitz publica la tercera parte de un trabajo que aborda la política fiscal de Panamá en la primera mitad del siglo XX. Es precisamente en esta época en que Panamá creó la legislación para que empresarios norteamericanos y europeos escondieran sus ‘tesoros’ mal habidos en las llamadas ‘sociedades anónimas’. Para aquel entonces fue un acierto para el fisco panameño que estaba en necesidad de más recursos. Pocos años después Panamá complementó las sociedades anónimas con legislación que convirtió la bandera nacional en una mercancía que podía ser adquirida por dueños de flotas marítimas para evadir los impuestos en sus países.
La revista trae como tema central ‘La teoría de la clase media’. Encabezan las contribuciones un trabajo del historiador panameño Enrique Avilés, quien aborda la década de 1920 y el papel de ‘Acción Comunal’, grupo opuesto a las políticas oligarcas y, sobre todo, a la presencia colonial de EEUU en la Zona del Canal. Enseguida se presenta el artículo del sociólogo chileno, Ricardo Yocelevsky, quien ubica a las clases sociales como actores colectivos privilegiados en los procesos históricos. La entrevista de Nahuel Placanica a Natalia Milanesio es muy revelador de cómo el aumento de los ingresos de sectores de la clase obrera puede hacerlos sentirse como miembros de la clase media. Entre los temores más grandes de las clases medias es no poder distinguirse de los sectores populares. Paúl Krugman, Premio Nobel de Economía, plantea como las políticas neo-liberales están contribuyendo a la desaparición de la clase media en EEUU. Por último, una nota de Antonio Gramsci, fundador del Partido Comunista italiano, muerto en las mazmorras de Mussolini, se refiere a la clase media en una formación social capitalista.
TAREAS también publica dos artículos teóricos sobre la ‘de-colonización’. Uno de Richard Morales, politólogo panameño, quien citando a Aníbal Quijano plantea que ‘seguimos siendo lo que no somos’. El otro, del sociólogo peruano César Germaná, plantea que “el patrón de poder colonial/moderno ha entrado en una crisis estructural”.
Cierran este número los artículos de Osman López y Emilio Pantojas. El primero analiza la coyuntura hondureña que refleja el ‘empate catastrófico’ de la correlación de fuerzas sociales que convierte a la oligarquía en una máquina indiscriminada de violencia, incluyendo asesinatos selectivos y golpes de Estado. El segundo anuncia una posible solución final al status colonial de Puerto Rico, como consecuencia de la bancarrota de la oligarquía de la isla y la negativa del Congreso de EEUU de encontrarle una solución a la crisis fiscal.

21 de julio de 2016.

Wednesday, July 13, 2016

Educación sexual

En Panamá se ha desatado – a buena hora – un debate sobre la educación sexual en las escuelas del país. La discusión gira en torno al proyecto de ley que está en la Asamblea de Diputados y a las guías sobre educación sexual que prepara el Ministerio de Educación.
Los defensores de la iniciativa legal y de la educación sexual presentan sus alegatos sustentados en las nociones de la ‘modernidad’ que se introdujeron en el mundo en el siglo XIX. (Cualquiera diría que en Panamá estamos un poco atrasados. Pero bienvenido el debate). La modernidad sostiene que las relaciones sociales deben basarse en nuestra capacidad de razonar. Esto criterios deben superar las supersticiones que predominan en las llamadas sociedades “tradicionales”. Para justificar este concepto de ‘modernidad’ se hace alusión a los avances de la ciencia y de la tecnología.
Hay otros que defienden la educación sexual sobre la base de las grandes transformaciones que caracterizan la sociedad panameña. Se destaca entre estos cambios el hecho que Panamá ya no es una sociedad rural y se ha convertido en un país urbano. La economía agrícola, se ha convertido en una economía de ‘servicios’ con todos los males de la flexibilización y la desregulación asociados con ese modelo de crecimiento.
Hasta hace poco se pensaba que, en la medida que desaparecía la familia campesina, con sus valores muy definidos y consolidados, sería reemplazada por la familia obrera, conservadora de valores asociados con la educación, el trabajo y el control en el hogar. La expansión de la familia obrera (clase media consumidora) se truncó a fines del siglo XX resultado de las políticas económicas de una clase dominante devoradora e irresponsable. Como consecuencia, en Panamá tenemos una familia desintegrada. Mientras había una familia campesina o una familia obrera, con sus diversas instituciones sociales, existía una estructura dentro de la cual la educación sexual de los adolescentes y jóvenes se desenvolvía. En la actualidad, sin embargo, con una mayoría de las familias desintegradas, la educación sexual se limita a sectores muy limitados.
La elite conforma el uno por ciento de la población. Las llamadas capas medias otro 20 por ciento. Los sectores vulnerables – familias sin empleo formal, sin seguridad social, hijos “ni-ni” (ni educación ni trabajo) – representan casi el 80 por ciento de la población.
La legislación sobre educación sexual tiene que contemplar este contexto desfavorable. Hay que reorientar la política económica vigente en el país para que contribuya a la consolidación de la familia. Incluso, algunos economistas neoliberales que diseñan las políticas públicas reconocen sus errores y declaran su disposición a introducir reformas.
Quienes se oponen al proyecto de ley que reposa en la Asamblea de Diputados no son muy coherentes. A pesar de ello, tienen un fuerte apoyo de fuerzas conservadoras que se refugian en antiguas posiciones de la Iglesia católica y en los intereses de muchas congregaciones evangélicas.
Quienes atacan la ley señalan dos puntos importantes que deben ser considerados. Por un lado, se preguntan con razón ¿quiénes son los responsables en materia sexual en las escuelas y colegios? ¿Son educadores formados en la materia o serán improvisados? En la actualidad, hay muchos maestros en ‘escuelas ranchos’ (en ciudades y en el campo) que dan múltiples materias a un número plural de grupos. Además, las tasas de deserción crecen anualmente. ¿Quién atiende las necesidades de estos jóvenes que no tienen orientación en sus hogares y no asisten a la escuela?
Por el otro, hay grupos que dicen que el proyecto de ley está promoviendo un ‘negociado’ entre funcionarios y empresas norteamericanas que se dedican a los programas de ‘control de la natalidad’ a escala mundial. Sin duda es un negocio multi-millonario del cual Panamá no debe ser víctima. Si existe esa percepción es porque en algún momento se produjo un incidente que lo justifique. Lastimosamente, todos los  gobiernos recientes han sido y son acusados de corrupción, aceptando propuestas ilícitas de empresas nacionales y extranjeras.
El gobierno y los legisladores tienen que enfocar el problema de la educación sexual teniendo en cuenta la realidad del país. También tienen que borrar cualquier percepción de negociados o de improvisaciones. Hay sectores – minoritarios – que se oponen a que la juventud tenga todas las oportunidades que le ofrece el enorme potencial de Panamá. El colapso del sistema educativo, en general, y la falta de educación sexual, en particular, son parte de un mismo problema.
14 de julio de 2016.



Thursday, July 7, 2016

La Universidad de Panamá en la encrucijada

Las elecciones para rector en la Universidad de Panamá arrojaron como ganador, con un cómodo margen, al doctor Eduardo Flores, profesor de Física. En la historia de la Universidad – que se remonta 80 años – la institución ha tenido muy clara su orientación: contribuir a los planes de desarrollo de los grupos gobernantes (nacionalistas, liberales, coalicionistas o militares). Sin embargo, en las dos últimas décadas las políticas neoliberales han desarticulado todos los proyectos de desarrollo del país. Entonces, ¿qué opción académica tiene en esta encrucijada la Universidad de Panamá?

Si sigue la línea neoliberal, continuará siendo una fábrica que se limita a formar profesionales. Con la particularidad que, en la actualidad, el neoliberalismo exige profesionales ‘informales’, preparados para un mercado ‘flexible’, donde no existe estabilidad. En la Universidad de Panamá hay muchos sectores que consideran oportuno formar profesionales a la medida de las demandas del mercado: bajos salarios, sin beneficios sociales, horarios flexibles y descartables.

Esa universidad no es la que quiere Panamá. En Europa, EEUU y en muchos países latinoamericanos han surgido movimientos de protesta de la juventud en contra de la ‘deshumanización’ de las universidades. Los españoles se quejan de que la Universidad “se está convirtiendo en una gigantesca Escuela Técnica".  Al igual que en Panamá, en Europa  la educación secundaria le coarta a la juventud  la capacidad de aprender a pensar  y tomar decisiones.

El rector electo, Eduardo Flores, quien asume su cargo en octubre, y todos los universitarios, tenemos que elaborar un programa de trabajo que resuelva los serios problemas estructurales de la Universidad. Hay que transformar la institución para ponerla al servicio de las necesidades del país. El reto es doblemente difícil si se tiene en cuenta que no existe un plan  nacional de desarrollo y los gobernantes han manifestado su desinterés en incorporar el conocimiento científico y humanístico a su agenda de trabajo. Muestra del desastre es que sólo se invierte 60 millones de dólares en ciencia de un presupuesto nacional de 20 mil millones de dólares.

Es urgente que el país cuente con una universidad bien equipada, con los mejores investigadores y con estudiantes del más alto nivel. La nueva estructura tiene que estar al servicio del país. La universidad  tiene que centrarse en la producción de conocimientos nuevos mediante la investigación, conservando los avances relevantes logrados en el pasado.

El país necesita una Universidad con una visión académica renovada. Hay que comenzar a construir la Universidad del futuro, que forme humanistas y científicos que tengan la capacidad de transformar el país y, a la vez, convertir la ‘casa de Méndez Pereira’ en una institución centrada en la investigación

La institución tiene que dar los primeros pasos – en los próximos cinco años - para transformarse en un centro de educación superior que pueda producir las mujeres y los hombres capaces de impulsar un plan de desarrollo nacional. De sus aulas tienen que salir los investigadores que trabajen en la construcción del país que quieren los panameños: Un agro productivo, una industria poderosa y una base logística única en el mundo.

Los gobernantes han desperdiciado durante las últimas décadas el activo más importante que tiene nuestra posición geográfica: El Canal de Panamá. Sus planes siempre miran hacia afuera: ‘Pro mundo beneficio’. No es casualidad ya que están pensando en términos rentistas. Sólo se preguntan cómo puede el pequeño grupo de especuladores apropiarse de las (ya no tan pequeñas) ‘migajas’ que dejan las naves que pasan por el Canal.

Se olvidan que las riquezas las producen los trabajadores panameños. Hay que poner la tierra a producir, hay que dinamizar la tecnología de punta y hay que convertir la posición geográfica en el motor que beneficie a todos los productores panameños de una frontera a otra. ¿Cómo puede Panamá lograr estos objetivos? Hay que preguntarle a la Universidad. Qué se ponga a investigar y que le presente al país – a corto plazo - las alternativas y que los panameños decidan cual es el mejor camino. 

El proyecto sólo puede realizarse si, por un lado, hay un cambio en el país, al más alto nivel: Erradicar la corrupción y poner el país por delante de los negocios particulares. Por el otro, organizar un equipo de académicos en la Universidad de Panamá que tengan la capacidad de encabezar un movimiento de renovación total.

Este es el reto que enfrentamos los universitarios y el rector electo, Eduardo Flores.

16 de junio de 2016.